Aprendamos de las islas: las alianzas son esenciales

 “Nuestras pequeñas islas funcionan como modelos a pequeña escala de ecosistemas continentales, donde los impactos se ven aumentados y las conexiones a lo largo del paisaje son más fáciles de percibir”, dice Suzanne Case, Presidente del Departamento de Tierras y Recursos Naturales de Hawai’i.

Suzanne Case, Chair of the Hawai'i Department of Land and Natural Resources. Photo: Hawai'i Department of Land and Natural Resources.

El tema del Congreso Mundial de la Naturaleza de la UICNPlaneta en la Encrucijada, reconoce la necesidad de encontrar soluciones prácticas y sostenibles a los desafíos ambientales y de desarrollo que amenazan al mundo.

Nuestra isla es un escenario excepcional para un evento de este tipo. Las dramáticas diferencias en precipitaciones, geología y relieve, junto con el aislamiento geográfico del archipiélago, prepararon el terreno para una asombrosa variedad de especies – más del 90% de las especies nativas son exclusivas de Hawai’i. Al mismo tiempo, estos factores contribuyen a la vulnerabilidad de las mismas especies.

Las dos terceras partes de las especies de aves endémicas están extintas; algunas, como el Kauaʻi ‘Ōō o el poʻouli, desaparecieron tan recientemente que la gente aún recuerda sus cantos en la naturaleza. Un área de menos del 0.2% del territorio de los Estados Unidos contiene casi la tercera parte de las especies amenazadas en las listas federales; si una especie desaparece de aquí, es probable que haya desaparecido de la faz de la Tierra.

Enfrentamos desafíos extraordinarios, pero se puede aprender mucho de nuestro recorrido en conservación. La cultura hawaiana evolucionó en el contexto de una relación íntima entre la gente, la tierra, y nuestras especies nativas. Al conservar estas especies, también estamos protegiendo la cultura hawaiana.

La sostenibilidad depende esencialmente de un medio ambiente saludable. En pocos sitios es esto tan claro como en Hawai’i, a miles de kilómetros de la masa de tierra más cercana, donde los bosques capturan nuestra agua dulce y los océanos nos alimentan. Mālama ‘āina, o cuidar lo que nos sostiene, está en la base de los valores hawaianos, como se refleja en la cultura de voluntariado y la poderosa conexión actual de nuestras comunidades con la tierra.

El sistema hawaiano de gestión de la tierra ahupua‘a se desarrolló en torno a las cuencas hidrográficas, donde la custodia de la tierra se hace generalmente en parcelas con forma de cuña, que se extienden desde mauka (la montaña) hasta makai (el océano). La conservación de los bosques de las tierras altas provee a las comunidades que viven río abajo.

Nuestras pequeñas islas funcionan como modelos a pequeña escala de los ecosistemas continentales, donde los impactos se ven aumentados y las conexiones a lo largo del paisaje son más fáciles de percibir.

Para finales de la década de 1800, el deterioro del suministro y la calidad del agua ya se había relacionado con la deforestación, debida principalmente a la introducción de ganado, ovejas, cabras y cerdos, lo que inspiró el establecimiento de la agencia de gestión de bosques más antigua de los Estados Unidos, y una era de alianzas público-privadas. Durante las décadas siguientes, se reconoció a las especies invasoras como la principal amenaza a nuestro medio ambiente. Sin embargo, el financiamiento para la conservación y los incentivos para combatir esta amenaza fueron disminuyendo.

Hawai‘I respondió creando formas innovadoras y rentables de ampliar el alcance de la conservación. Hace veinticinco años, el Estado de Hawai’i, junto con seis propietarios de tierras interesados, incluyendo intereses cantonales, federales, privados y sin fines de lucro, acordaron unir esfuerzos y recursos para coordinar la gestión de más de 100.000 acres a lo largo de las montañas de Maui oriental. Ésta es la principal fuente de agua potable del estado, y alberga una mayor concentración de especies de aves forestales amenazadas que ninguna otra parte del país. Este enfoque de paisaje para la conservación de los bosques de la cuenca hidrográfica funcionó y cobró fuerza en todo el estado; así nació la Asociación hawaiana de alianzas para las cuencas hidrográficas que ahora maneja 2.2 millones de acres.

Poco tiempo después, una invasión de especies particularmente agresivas, como miconia, helecho arbóreo australiano, hormigas de fuego, y ranas coquí, llevó a establecer Comités sobre Especies Invasoras en la isla. Estos comités emplearon el mismo sistema colaborativo, pero enfocado en ciertas especies invasoras de alta prioridad en lugar de áreas de territorio. La erradicación es el objetivo final, pero su mandato incluye también prevenir el establecimiento de nuevas plagas y controlar las incipientes. Para 2015, estaban bajo gestión 961.000 acres y se había logrado la erradicación en toda la isla de 29 especies destructivas.

Los enfoques basados en los sitios y los basados en las especies son complementarios y buscan maximizar el impacto de unos recursos limitados para abordar problemas que parecen abrumadores. Actualmente se utiliza apenas poco más del 1% del presupuesto del estado para la gestión de todos sus recursos naturales y culturales.

Aunque nuestros desafíos son enormes, estamos decididos a proteger lo que queda de nuestras especies y ecosistemas. Aún nos quedan más especies endémicas que a ningún otro estado, con la excepción de California. Nuestros enfoques de conservación son exitosos: si se eliminan las amenazas, hay un gran potencial para la regeneración natural. Las nuevas tecnologías y otras innovaciones representan oportunidades, no sólo para detener la corriente de especies invasoras incipientes, sino también para enfrentar las que ya están establecidas desde hace tiempo.

El Congreso de la UICN es una oportunidad sin precedentes para aprender y compartir con personas de todo el planeta sobre cómo podemos enfrentar esos desafíos. Tenemos mucho en juego. Necesitamos incrementar sustancialmente nuestra inversión colectiva y nuestro compromiso con el futuro. De esta forma, podemos proteger nuestros maravillosos recursos naturales, a la vez que nos beneficiamos del carácter ganar-ganar del desarrollo sostenible – el objetivo del Reto Aloha+ de Hawai’i.

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