Cultura hawaiana

Protección de las personas y los lugares

La vida en la antigua Hawaii estaba vinculada a un profundo respeto y un sólido sentido de responsabilidad por el mundo natural. Los nativos de Hawaii se veían como parte integral de la naturaleza, no como entes separados; se sentían emparentados con las plantas y animales que compartían su mundo. Tanto lo animado como lo inanimado poseían un poder espiritual o “mana”. En ese mundo se podía hablar directamente con los vientos y las lluvias sabiendo que responderían, o se podía tener el “io” (halcón hawaiano) como “aumakua” (guardián ancestral) que velaba por uno desde su posición entre los árboles.

Como los descendientes más jóvenes de la familia viviente, los humanos tenían el rol de cuidadores, mientras que las plantas y los animales, como hermanos mayores de la “aina” (tierra), ofrecían su guía. Los cánticos, canciones y bailes hawaianos celebran los elementos del mundo natural que brindaban muchos regalos para las necesidades espirituales y materiales de las personas.


Parque histórico nacional Kaloko-Honokohau en Kona, en la isla de Hawaii. Reconocimientos: Cameron Brooks / Hawaii Tourism Authority (HTA)


Malama kekahi i kekahi. Take care of each other. –Proverbio hawaiano

Bosque de Ohia con sotobosque de helechos hapuu, Parque Nacional de los Volcanes de Hawaii.

Estanque piscícola Alii en Makukapaia, en la isla de Molokai. Reconocimientos: Dana Edmunds / Hawaii Tourism Authority (HTA)


El Ahupuaa

La vida en el antiguo Hawaii dependía del sistema “ahupuaa” de administración de tierras. La división de tierra comunitaria, ahupuaa, se hacía en forma de cuña y se extendía desde la montaña hasta el mar. El agua de las montañas boscosas alimentaba los campos de taro o “loi” en las tierras bajas que filtraban el agua al entrar a los estanques piscícolas a lo largo de la costa.

Ahupuaa, de la montaña al mar. Reconocimientos: Illustration courtesy of The Nature Conservancy.

La población hawaiana se concentraba en las tierras bajas, pero usaba todas las secciones de la ahupuaa. Las maderas del bosque se usaban para fabricar casas, canoas, armas y herramientas. Se juntaban plantas y hierbas para curación y fines medicinales, y las plumas de las aves se convertían en brillantes capas de colores, cascos y guirnaldas o “lei”. Y se desarrollaron sofisticados sistemas de acuicultura cerca de las áreas costeras que proporcionaban un suministro sostenible de alimentos del océano.

El aspecto más importante de la ahupuaa era el agua o “wai”. A medida que el wai fluía del bosque de las montañas y bajaba por la ahupuaa, pasaba del “wao akua”, el reino de los dioses, al “wao kanaka”, el reino del hombre, donde sustentaba la agricultura, acuicultura y demás usos de los humanos. El agua era un regalo de los dioses; todos los hawaianos participaban activamente en su uso y conservación.


“Cada vez que perdemos otra planta, ave o bosque hawaiano, perdemos una parte viviente de nuestra cultura ancestral”. - Nainoa Thompson, Navegante maestro, Sociedad de Navegación Polinesia
Bajo el kapu

El “kapu” era un sistema comunitario de restricciones religiosas que mantenían el equilibrio o “lokahi” entre las necesidades humanas y el entorno natural. Al colocar un recurso bajo kapu (proclamando como tabú la toma de este recurso) en ciertas épocas del año se reconocía que los elementos que sustentaban a los humanos eran regalos de los dioses. El kapu se imponía o quitaba impulsado por la comprensión de los ciclos naturales (estacionales y lunares, junto con los correspondientes ciclos reproductivos de la vida vegetal y animal), y una estrecha observación de las condiciones locales. Por ejemplo, al observar minuciosamente los ciclos de desove de los peces, o cuando los erizos de mar producían huevos o las algas marinas producían esporas, los hawaianos evitaban cosechar en tiempos que perturbaran estos ciclos naturales.

AUWE

A principios de la década de 1990, cuando la canoa hawaiana de doble casco llamada Hawaiiloa viajó a Tahití, fue la primera canoa moderna de su tipo, creada en su mayoría de materiales nativos. Sin embargo, la Hawaiiloa tuvo que sortear un inconveniente considerable: una búsqueda durante todo un año por los bosques nativos de la isla de Hawaii identificó solo dos árboles koa vivos, lo bastante grandes para construir los cascos. Para el navegante maestro Nainoa Thompson, el descubrimiento fue impactante y decidió que no podía, en conciencia, retirar los árboles del bosque. Entonces, viajó al noroeste del Pacífico y pidió a dos tribus indígenas americanas que le regalaran dos abetos grandes. La experiencia inculcó en Nainoa una sólida convicción de que es fundamental preservar el bosque nativo para el renacimiento cultural de Hawaii.


Hawaiiloa navegando el primer día de regreso al agua.  Reconocimientos: Justyn Ah Chong


Un banco de Manini o pez cirujano, alimentándose en los arrecifes de la costa. Reconocimientos: Darla White


El arrecife

Los arrecifes de coral o “apapa” y el mundo oceánico costero eran de enorme importancia para los antiguos hawaianos. La principal fuente de proteína en la dieta hawaiana era el pescado, por lo que era esencial un cuidadoso manejo de los recursos del océano.

Los hawaianos se referían con cariño a las áreas costeras como el “tazón de carne” y a diario pescaban o buscaban comida en las áreas poco profundas o en los arrecifes. Incluso con una población precontacto de casi un 1 millón de personas (un tamaño comparable a la población de Hawaii en la actualidad), los hawaianos pescaban de manera sostenible a fin de asegurar la resiliencia y el buen estado de conservación de las poblaciones de peces y la vida del arrecife. Su metodología para cuidar los recursos era tanto espiritual como muy práctica, y se basaba en una simple ética de conservación: “Ina malama oe i ke kai, malama no ke kai ia oe”, si cuidas el océano, el océano te cuidará a ti.


Hula y el bosque

Laka, la diosa del hula, es una deidad del bosque, como lo son también las diversas plantas que son sagradas para la danza, entre los que se incluye Ohia lehua, Maile y los helechos Palapalai. Cuando los ancestros iban al bosque a reunir los materiales con los que fabricaban sus lei y sus trajes, eran conscientes de una ética de conservación que está profundamente arraigada en las viejas costumbres hawaianas: toma del bosque solo lo que necesitas, ofrece un cántico y da las gracias.


Bailarina hawaiana tradicional que usa un haku lei, tocado de flores, y kupee lima, brazalete hecho de conchas de mar, en Hilo en la isla de Hawaii. Reconocimientos: Lehua Waipa AhNee / Big Island Visitors Bureau (BIVB)


“Hula es el arte del baile hawaiano, que expresa todo lo que vemos, olemos, probamos, tocamos, sentimos y experimentamos. Es alegría, tristeza, valentía y temor”. - Robert Cazimero, cantautor y Kumu Hula
Signos diacríticos

El idioma hawaiano usa dos signos diacríticos. El “okina” es una oclusión glotal, similar al sonido entre las sílabas de la interjección “oh-oh”. En forma impresa, el signo correcto para un okina es la comilla sencilla de apertura [‘]. El “kakaho” es un macrón [–], una línea sobre ciertas vocales, que alarga y acentúa la vocal marcada.

Mahalo

El comité organizador agradece especialmente al Departamento de Recursos Terrestres y Naturales de Hawaii el uso de material original y a The Nature Conservancy el generoso uso de las siguientes secciones de sus folletos, “The Last Stand: The Vanishing Hawaiian Forest” (“La última batalla: el bosque hawaiano en vías de desaparición”) y “The Living Reef” (“El arrecife viviente”) en secciones importantes de esta web. Encontrará ambos folletos de The Nature Conservancy en la sección sobre Hawaii en nature.org