Un llamado para que las mujeres participen en discusiones de alto nivel

"Cuando vemos quienes participan en las discusiones internacionales sobre cambio climático, la mayoría son hombres. Si queremos cambiar, tenemos que empezar ahí”, dice Hindou Oumarou Ibrahim, becada de Conservation International.

Hindou Oumarou Ibrahim Photo: Jeff Gale

Esta entrevista se publicó originalmente en el Blog de Conservation International el 5 de abril de 2016.

Nota de la editora: Hindou Oumarou Ibrahim creció en una comunidad indígena de Mbororo, al sur-centro de Chad. Ahora, por medio de sus afiliaciones con grupos como el Foro Internacional de Pueblos Indígenas sobre cambio climático, viaja por todo el mundo hablando a favor de los derechos de los pueblos indígenas y las mujeres. En diciembre de 2015, Vogue la nombró como una de sus 13 “guerreras del clima”; el 22 de abril, habló durante la Ceremonia de las Naciones Unidas para la firma del Acuerdo de París en Nueva York.

Durante una conversación reciente, Ibrahim — anteriormente becada del grupo de líderes conservacionistas indígenas de Conservation International (CI)— compartió lo que la motiva a seguir dirigiendo este importante trabajo para lograr el cambio.

 

Pregunta:            ¿Cómo dio el salto desde su comunidad en Chad hasta la escena mundial?

Respuesta:         Nunca dejaré de dar gracias a mi madre. Cuando yo era joven, mi madre tenía una amiga que estaba enferma; una vez, la mujer tomó una medicina y se puso más enferma. Cuando mi madre la llevó al hospital, el doctor dijo que pudo haber muerto; la medicina no era para ingerir, pero como ella no podía leer, no se dio cuenta. Mi mamá se dio cuenta que, como ella también era analfabeta, eso pudo haberle pasado a ella. Entonces decidió que eso nunca les sucedería a sus hijos. Así que nos mandó a todos a la escuela: mis tres hermanos, mi hermana y yo. La gente de su comunidad pensaba que estaba loca, sobre todo por educar a las niñas.

Cada vez que teníamos vacaciones escolares, regresábamos de la capital de N’Djamena a la comunidad de mi madre. Ella no quería que perdiéramos nuestra cultura, pero tampoco quería que dejáramos de aprovechar la educación occidental. Durante muchos años, trabajó increíblemente duro – no dormía nunca, y vendía las vacas para pagar todos nuestros gastos escolares.

Conforme fui creciendo, me hice más consciente de que, alrededor del mundo, las comunidades indígenas son las poblaciones más marginadas. En el curso de mi lucha por crear una organización comunitaria que protegiera los derechos indígenas y humanos y que fomentara la protección ambiental, eventualmente me invitaron a participar en una reunión sobre mujeres indígenas en Camerún en el año 2000; era la primera vez que me involucraba a nivel internacional.

 

P:                            Usted creció cerca del Lago Chad. ¿Qué tiene de especial esa zona, y qué está sucediendo ahí ahora?

R:                            Por tratarse de pastores semi-nómadas, el pueblo Mboro tradicionalmente migra a las cercanías del Lago Chad durante la estación seca, cuando hay muy pocas fuentes alternativas de agua para su ganado. El lago también proporciona agua esencial para beber, pesca, y tierras de cultivo estacionales para millones de personas.

El problema es que, durante los últimos 50 años, el Lago Chad se ha reducido más de un 90% — de 25,000 kilómetros cuadrados [9,650 millas cuadradas] a menos de 2,000 kilómetros cuadrados [770 millas cuadradas]. En los alrededores del lago no hay actividades a gran escala que puedan explicar esta pérdida – no hay represas, ni industrias, ni extensos sistemas de irrigación para la agricultura – así que parece claro que la causa es el cambio climático.

Este siempre ha sido un lugar caliente, pero nunca antes habíamos experimentado estos niveles de calor. Al inicio de la temporada seca de este año, la temperatura era de 46 grados centígrados (115 grados Fahrenheit), lo que es un récord. A este ritmo, ¿cuál será la temperatura durante el pico de la temporada?

Normalmente, el lago está dividido entre Chad, Camerún, Níger y Nigeria, pero debido a la reducción de sus dimensiones, la mayor parte del agua se encuentra actualmente dentro de las fronteras de Chad. Muchos pescadores de otros países vienen ahora a Chad a pescar. También los agricultores de las planicies de inundación del lago han empezado a ampliar sus fincas porque las más pequeñas ya no producen suficiente. Además de todo esto, pastores como los Mboro se ven obligados a venir al lago más temprano en el año debido a la prolongación de la temporada seca – y ahora, cuando llegan, toda la tierra ya está ocupada.

Todos estos problemas se combinan e intensifican los conflictos dentro de la región. El acceso al agua se está convirtiendo en un problema enorme, y la gente está peleando y matándose por agua.

 

P:            Usted fue una de las primeras líderes conservacionistas indígenas becadas de CI en 2010. ¿Cómo le ayudó este programa en su trabajo?

R:            La beca no me imponía lo que debía hacer, que según mi experiencia era algo inusual, y lo aprecié mucho. Yo quería concentrarme en cambio climático porque había visto cómo estaba afectando a mi comunidad, pero al mismo tiempo, no podía entender las negociaciones sobre cambio climático porque se daban en inglés. Así que mi primer objetivo fue mejorar mi inglés; pasé un mes en Nairobi haciendo eso.

Después, quise estudiar cómo el conocimiento indígena tradicional podía ayudar a mi comunidad a adaptarse al cambio climático. Pasé un año investigando este tema, y es la base de todo el trabajo que hago ahora. Descubrí que hay mucho conocimiento dentro de mi comunidad. Casi seis años más tarde, todavía estoy trabajando con otras organizaciones para encontrar la mejor manera de documentar todo esto.

 

P:            ¿Qué ha aprendido desde entonces?

R:            Una de las formas que tenemos para adaptarnos es moldear el clima: utilizamos observaciones ecológicas para que nos ayuden a ir de un sitio a otro. Al observar los cambios ambientales – desde el líquido presente al interior de ciertos frutos, hasta las flores y la posición de las estrellas – podemos predecir la duración de la próxima temporada de lluvias y estar mejor preparados.

Por ejemplo, si ciertas aves hacen sus nidos en ramas cercanas al agua, uno sabe que el año siguiente no habrá muchas lluvias. Si construyen sus nidos en el dosel de los árboles, entonces sabemos que toda el área va a quedar inundada.

 

P:            Usted es codirectora del Foro Internacional de Pueblos Indígenas sobre cambio climático, que representa a grupos indígenas de todas partes del mundo en las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el clima. ¿Cuáles eran sus objetivos durante la reunión de París en diciembre del año pasado? ¿Quedó usted satisfecha con el resultado?

R:            El foro está dividido en siete regiones geográficas, todas las cuales organizaron primero consultas locales sobre temas de cambio climático antes de la reunión de París. En Chad, yo organicé una reunión comunitaria para discutir lo que la gente esperaba del Gobierno de Chad en París; luego compartimos nuestras sugerencias con los ministros del gobierno. Tuvimos el gusto de ver que incorporaron el tipo de lenguaje que sugerimos en relación con temas de derechos humanos, biodiversidad y género en el INDC del país (el plan de acción nacional sobre cambio climático que cada país debía presentar antes de la reunión de París).

Posteriormente, el foro indígena consolidó todas esas recomendaciones locales en una sola posición mundial sobre los derechos de los pueblos indígenas, que aboga por el valor del conocimiento indígena tradicional, la inclusión de los pueblos indígenas en la toma de decisiones, y la necesidad de un acceso directo al financiamiento para el clima. También queríamos lograr el reconocimiento de los pueblos indígenas y sus derechos en el Artículo 2, que forma parte del texto legalmente vinculante.

En el Acuerdo final de París, los pueblos indígenas lograron cinco referencias — pero los derechos de los pueblos indígenas no se mencionan en la sección jurídicamente vinculante. De manera que el resultado no estuvo mal, pero tampoco llegó al nivel de compromiso que queríamos.

 

P:            ¿Cómo ha influenciado el hecho de ser mujer su papel como activista?

R:            En la mayoría de las comunidades africanas, los hombres son los jefes de familia y de la comunidad, y las mujeres no juegan ningún papel en la toma de decisiones. He intentado cambiar eso en los pueblos en los que trabajo. Ha sido un gran reto, pero lentamente he empezado a ver aparecer cambios. Ahora puedo sentarme y conversar con todos los jefes; les doy recomendaciones, y ellos las llevan a cabo. Siempre estoy luchando por los derechos de las mujeres.

También tenemos que realizar esta lucha a nivel internacional. Debido a su relación con el medio ambiente, las mujeres se ven afectadas en forma desproporcionada por el cambio climático. Pero no fue sino hasta en 2014 que género y cambio climático se convirtió en uno de los temas importantes de las negociaciones sobre el clima – aunque esta convención existe desde 1992. Cuando uno observa la gente que participa en las discusiones internacionales sobre cambio climático, la mayoría son hombres. Si queremos un cambio, tenemos que empezar ahí.

Además de su papel en el Foro Internacional de Pueblos Indígenas sobre cambio climático, Hindou Oumarou Ibrahim es coordinadora de la Asociación de Mujeres y Pueblos Indígenas de Chad, además de ser miembro del Comité Ejecutivo de Coordinación de Pueblos Indígenas del África. Molly Bergen es la editora ejecutiva principal de Human Nature.

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